jueves, 26 de noviembre de 2009

Pequeñas muertes en la vida (primer ejemplo)


Hay momentos que no volverán a ti. Por más que los desees y trates de volverlos a proyectar, nunca volverán. Y la sangre se vuelve mas espesa y el corazón ya no se encuentra a tu lado izquierdo del pecho, sino que se queda atascado en la garganta.

Si. Estoy hablando de alguien. Siempre lo hago. No volverá porque ya te olvido. Es una pequeña muerte en tu vida.

He tenido varias pequeñas muertes. También he cometido pequeños asesinatos. Por ejemplo cuando digo un rotundo “NO”. Pero de eso hablaré otro día. Hoy hablaré de las veces que he muerto en esta vida. Es muy parecido a la vida de los gatos, solo que nosotros los humanos tenemos más de siete vidas. Morimos en menos de un segundo sin darnos cuenta y volvemos a nacer al instante. Parte de ti se quedo muerta, la otra parte sigue viviendo ignorando lo sucedido. Me pasó.

Hace una semana estuve a punto de tener un accidente grave. Una pared movible era cargada por cuatro hombres escaleras abajo. Es un bloque bastante grande. El que frenaba el peso, la soltó y los dos señores de atrás se resbalaron con ella. Si el cuarto señor no hubiera reaccionado y no hubiera empujado levemente con su mano mi nuca y frenado esa pared, me hubiera dado la esquina justo en el cuello y yo hubiera resbalado por las escaleras. Volteé a mirar a mi amiga -pálida. Seguramente en su mente yo ya estaba muerta en las escaleras. Me dio risa su cara blanca y sus ojos grandes y le dije sonriendo: Susanne, casi me matan….

Morí ese día. Caí en cuenta de eso 3 días después. Parte de mí la deje en esas escaleras. Ahora cuando paso por ellas, veo mi cuerpo tirado ahí sin vida y sin color. El cuerpo me saluda con una sonrisa y yo se la devuelvo. Es importante devolver saludos. Y este es uno de los muchos ejemplos que hay.

Cuando te olvidan es peor. Porque no queda rastro de algo que sucedió. Solo queda el miedo y la impotencia y es que ni si quiera puedes saludar tu cadáver… Solo se siente frío y las lágrimas también terminan desapareciendo y todo lo que termines haciendo desaparecerá. No es tuyo, ni es de nadie. Nada fue, ni será. Ahí es cuando me pongo la nariz de payaso.

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